Ámbito Geográfico y Cronologías

LA PRIMITIVA CASTILLA

Es bien sabido que la muerte de Alfonso III en el año 910 supuso el final del reino Astur y el nacimiento del reino de León, al trasladarse la capital del reino a esta ciudad. Es en estos momentos cuando la política cristiana de esta zona cuenta con dos grandes núcleos directores, el ya mencionado reino de León y la cada vez más activa Castilla Condal, siendo en estos momentos también cuando el territorio cántabro sufre una bipolarización, inclinándose la zona de Liébana hacia una dependencia de León, mientras el resto de la Montaña cántabra (Valles de Campoo, Asturias de Santillana y Trasmiera) se inclina hacia Castilla, proceso éste que ya había comenzado desde mediados del S. IX, cuando Campoo y Valderredible quedaban bajo el dominio de los condes castellanos, que ya en este siglo gozaban de una gran independencia, con régimen propio, que incluso se podría calificar de autónomo, y es así como a finales del S. X, Cantabria se encuentra en clara dependencia de Castilla, exceptuando la zona de Liébana, ya mencionada, que gira en torno a la órbita del reino de León.

Así pues, el conjunto de condados unificados bajo el gobierno de Fernán González comprendía un territorio que se extendía desde el Cantábrico al río Duero, y desde la cuenca del río Nansa inclusive y el curso del río Pisuerga por el Oeste hasta la divisoria de las cuencas del Deva y del Urola en Guipúzcoa, teniendo también como la totalidad del territorio burgalés formaba parte del condado castellano de Fernán González.  MONTENEGRO DUQUE, A. y otros: Historia de Burgos II. Edad Media (1), pág. 67

Es en el siglo XI cuando toda la organización va a girar en torno a una serie de monasterios que se alzan como señoríos y núcleos de gobierno, vida y colonización, monasterios que tienen sus raíces en aquellos otros de origen familiar que habían surgido como respuesta a una necesidad de asentamiento y repoblación, y que poco a poco fueron enriqueciéndose a lo largo de las dos centurias precedentes gracias a la protección que la corona y la nobleza les prestaron. Es así como a finales del S. XI y principios del XII, asistimos a una repartición de la actual Cantabria, en toda una serie de áreas de influencia de acuerdo con los señoríos monasteriales más destacados, como eran: Santo Toribio de Liébana, Cervatos, Santa María de Piasca, Santillana del Mar, Santa María del Puerto, Castañeda y San Martín de Elines.

Son precisamente Santillana y Cervatos los que más lejos extienden sus dominios por tierras castellanas, siendo la principal vía toda la cuenca del río Besaya que unía Castilla y la costa, viendo como el primero que, si bien junto con Santa María del Puerto y Castañeda tiene el dominio de toda la franja costera, extiende sus heredades por tierras de Campoo, mientras que San Martín deElines concentra su influencia en el Valle de Valderredible, y Cervatos ejerce su señorío sobre todo en los valles de Campoo, Campoo de Suso, Campoo de Yuso y Valdeolea, pero extendiendo sus posesiones por el Oeste hasta Villavega (Palencia), al norte hasta la alta cuenca del Besaya, como por ejemplo Bárcena de Pie de Concha, llegando incluso hasta el mar, y al sur hasta RevillaVallegera, a unos 15 Kms. al sur de Castrojeriz. A finales del S. XII vemos como toda esta amplia zona cántabra, así como el norte de la actual provincia de Palencia y Norte de Burgos, se ha ido jalonando de pequeños monasterios, iglesias y heredades, que los documentos certifican como posesiones monasteriales.

 



Una vez analizadas todas estas iglesias situadas dentro del ámbito geográfico que nos ocupa, se pudo llegar en primer lugar a unas conclusiones generales precisas: Todas ellas tienen una cronología que va desde los primeros años del S. XII, e incluso finales del XI, hasta ya entrado el S. XIII algunas de ellas. En aquellas de los últimos momentos, en que la nueva manera de hacer gótica es palpable, la ausencia de iconografía se hace patente. Con aquellas pertenecientes al S. XII se pueden hacer dos grupos, correspondiendo cada uno de ellos a una mitad de dicho siglo. Tal división no corresponde sólo a motivos puramente cronológicos, sino que, como se puede comprobar, las diferencias temáticas y estilísticas son palpables.

Por lo que respecta a los temas, en las primeras se observa una falta absoluta de temática religiosa, es decir, de escenas sacadas del Antiguo y Nuevo Testamento, o pertenecientes al santoral cristiano, apareciendo en cambio toda esa serie de representaciones, en donde la sexualidad juega un papel importante, y que hoy en día vienen denominándose obscenas. No pasa lo mismo en el segundo grupo, en el que la temática religiosa, en mayor o menor medida, es constante. Otro dato importante es que en aquellas cuya duración de obra traspasa las fronteras de esa primera mitad, o que sufrieron añadidos posteriores, existe la yuxtaposición de las dos temáticas, y en algunas, cuya cronología está a caballo entre uno y otro momento, esa temática denominada obscena empieza a ser  tratada de diferente manera.

En cuanto a su estilo las diferencias también son palpables. Se ve claramente como la influencia francesa no empieza a manifestarse hasta esa segunda mitad de siglo, y por otra parte, el llamado “primitivismo de talla” que muestran las de la primera mitad, se convierte en virtuosismo en la segunda, viendo que tanto iconografía, como temática y estilo, marcan una clara diferenciación entre las mismas. Esto nos permite afirmar que nos encontramos con una manifestación escultórica a medio camino entre lo que resta de prerrománico y las innovaciones románicas que siguen las preceptivas impuestas por Cluny, con una cronología que queda limitada a la primera mitad del siglo XII, y una extensión geográfica que se aparta de las grandes vías de influencia cluniacense, centrándose en la montaña santanderina y sus zonas de influencia: la cuenca del río Besaya hasta la costa, el Norte de la actual provincia de Palencia hasta Alar del Rey, es decir, zona de Cervera de Pisuerga, Aguilar de Campoo y Ojeda; al igual que a través del valle de Valderredible se puede rastrear esta iconografía en el valle de Manzanedo.



CANTABRIA

1 Iglesia de Ntra. Sra. de los Angelesde San Vicente de la Barquera.

2 Colegiata de Sta. Juliana de Santillana del Mar.

3 Colegiata de La Sta. Cruz de Castañeda.

4 Iglesia de  San Juan de Raicedo.

5 Iglesia de Los Stos. Facundo y Primitivo de Silió.

6 Iglesia de Los Stos. Cosme y Damián de Bárcena de Pie de Concha.

7 Ermita de San Lorenzo de Pujayo.  (Situada hoy en día en Molledo-Portolín)

8 Iglesia de San Cipriano de Bolmir.

9 Iglesia de Sta. María La Mayor deVillacantid.

10 Colegiata de San Pedro de Cervatos.

11 Iglesia de San Juan Bautista de Villanueva de La Nía.

12 Colegiata de San Martín de Elines.










PALENCIA

1 Iglesia de Santa María de Revilla de Santullán.

2 Iglesia de Villanueva de la Torre.

3 Iglesia de Sta. María La Real de Cillamayor.

4 Iglesia de Gama.

5 Iglesia de Nogales de Pisuerga.

6 Iglesia de San Andrés de Frontada.

7 Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción deVillabermudo.

8 Iglesia de San Lorenzo de Zorita del Páramo.

 

BURGOS

1 Iglesia de Crespos.

2 Iglesia de San Miguel de Cornezuelo.







Se trata, pues, de una escultura cuya cronología es inmediatamente anterior a esa otra románica en donde ya se ve la influencia francesa, y cuando ésta hace su aparición, esa otra denominada “erótica” u “obscena” desaparece.

Por otra parte, si nos atenemos a los pocos ejemplos que de escultura prerrománica han llegado hasta nosotros, ésta se caracteriza sobre todo por su aniconismo. No obstante, la dominación visigoda abarcó varios siglos, lo que puede darnos pie para pensar que la mayoría de su plástica ha desaparecido juntamente con sus manifestaciones arquitectónicas a nivel de agrupaciones monásticas que sin duda han existido, como nos lo demuestran los vestigios precedentes, tanto visigodos como mozárabes, encontrados en las grandes colegiatas cántabras. Esto quiere decir que, aparte de las pequeñas iglesias visigodas y mozárabes que nos quedan, existieron otras pertenecientes a comunidades religiosas que después serían el centro de una amplia zona por donde se extienden sus posesiones. Estas primitivas construcciones prerrománicas se desmantelarían en el momento en que asistimos a una corriente constructiva, según las formas de hacer del nuevo estilo románico en la primitiva Castilla. Es precisamente en estas iglesias de los primeros momentos románicos, en las que vemos aparecer una plástica que ni a nivel iconográfico ni formal tiene antecedentes directos en la Península, pero que sí se da más o menos paralelamente en ámbitos muy determinados de otros países europeos como Francia, Irlanda, Inglaterra e Italia, en zonas que escapan a la influencia cluniacense. Es por ello por lo que creemos que pueda tener sus raíces en una plástica anterior, hoy en día desaparecida bajo los muros de las iglesias románicas inmediatamente posteriores, y que si bien el estilo arquitectónico ha cambiado, no así sus motivos iconográficos, que siguen persistiendo, hasta que la ortodoxia impuesta por Roma y propagada por Cluny termina con toda ella. Esta iconografía pertenecería, pues, a un estadio anterior a éste.

En realidad no se puede afirmar rotundamente que haya existido antes, pues no tenemos muestras fehacientes de su existencia, pero lo que sí estamos en condiciones de afirmar, es que es anterior a la iconografía románica propugnada por Cluny, y no adulterada por su pensamiento propagandístico posterior.