Santos Cosme y Damián de Bárcena de Pie de Concha











Se encuentra situada en la Cuenca del Besaya, a la entrada de las Hoces de Bárcena. Su situación geográfica hizo de este lugar un sitio de paso en la vía que unía el mar con las tierras de la Meseta. En época romana por él pasaba la calzada que unía Portus Blendius (Suances) y Portus Victoriae (Santander) con Julióbriga.


Está consagrada a los Santos Cosme y Damián, y en una de las jambas izquierdas de la puerta se encuentra una inscripción en letras románicas que señala la consagración pero no indica fecha. García Guinea es partidario de fijarla en la primera mitad del S. XII, posiblemente muy próxima a 1150, pues dicha inscripción lleva unos rasgos epigráficos que bien pudieran situarse por esta fecha, y nunca se atrevería a creerla ya dentro de la segunda mitad del citado siglo. (García Guinea, 1979, T.I, pág.338)

 

Si bien por su estilo existe una mayor relación de su escultura con el maestro de Castañeda, teniendo además que, incluso, se ha encontrado una marca de cantero en forma de asa o semicírculo, que es la misma que otras de la linterna de Castañeda (García Guinea, 1979, T. I, pág.338), por otra parte, algunos canecillos repiten la misma iconografía de Cervatos y, por el apócrifo de éste, sabemos que este monasterio poseía en este pueblo dos solares, hecho que nos atestigua la relación existente entre Cervatos y Bárcena de Pie de Concha. También por otro apócrifo sabemos que tuvo carácter monasterial de realengo, y el que existan dos puertas, una al Norte y otra al Oeste, nos afirma más en este carácter monasterial de la iglesia.


A su vez, por otro apócrifo sabemos que Alfonso VIII en 1185 cede el monasterio de Cillaperriel, con la advocación de los Stos. Cosme y Damián, a la catedral de Burgos. Dicho monasterio estaba localizado en Iguña, por lo que da pie a asegurar que se trata de la actual parroquia y que por lo tanto fue también monasterio y tuvo carácter realengo, (García Guinea, 1979, T. I, pág.328).


La iconografía más interesante para nuestro estudio se encuentra sobre todo en el ábside, y aunque faltan algunos temas por nosotros tratados, no obstante, su iconografía se encuentra en la misma línea temática que la de San Pedro de Cervatos.


Por lo que respecta a su interior, y aunque está muy reformado a causa de añadidos posteriores, vemos la típica decoración de leones afrontados en uno de sus capiteles del arco triunfal, faltando el motivo de águila con las alas explayadas, pero en su lugar aparece otro muy característico, como son las bolas o frutos con hoja.


La puerta principal románica se encuentra ahora en el lienzo del muro orientado hacia el Oeste y está protegida por un pequeño tejaroz que alberga ocho canecillos.

 

 


CANECILLOS TEJAROZ PORTADA OESTE

 

 




De izquierda a derecha observamos:

 

Can.Tej.P.O. I Figura varonil y desnuda, de características itifálicas, posiblemente en actitud onanista.

Can.Tej.P.O. II De rollos.

Can.Tej.P.O. III Geométrico.

Can.Tej.P.O. IV Geométrico.

Can.Tej.P.O. V Parece animalístico.

Can.Tej.P.O. VI Geométrico.

Can.Tej.P.O. VII Parece animalístico.

Can.Tej.P.O. VIII Mujer desnuda, posiblemente embarazada.

 

 

 



 

 


En el Can. Tej. P. O. I vemos a un hombre desnudo de miembros bastante desproporcionados, (cabeza muy pequeña y antebrazo derecho demasiado delgado en comparación con las proporciones del resto del cuerpo). Se encuentra sentado sobre lo que podría ser una piedra (pues es desmesuradamente grande para que puedan ser sus testículos), y ostenta entre las piernas un miembro viril tremendamente voluminoso al que se lleva la mano izquierda; con la mano derecha se toca la barbilla mostrando una actitud bastante solemne en su conjunto.

 

  

 


El resto de los canecillos son geométricos, de rollos y pirámides, sólo el Can. Tej. P. O. VIII vuelve a presentar otro motivo antropomórfico. Es éste una figura humana de difícil identificación por lo deteriorado que se encuentra el canecillo a causa de la erosión. No obstante todo indica que se trata de una mujer, pues parece que los senos todavía se le insinúan. Sentada también sobre lo que aparenta una piedra, y desnuda, sólo en la cabeza parece llevar toca. Por el abultamiento de su vientre no cabe duda que se encuentra embarazada, y con una actitud un tanto solemne, manteniendo su cuerpo muy erguido, se lleva las manos a ambos lados de la barriga.

 

 



CANECILLOS DEL MURO SUR



 



Tanto el alero del muro Norte, como el del Sur, presentan canecillos. Los de este último son en total veintiuno, y están todos prácticamente compuestos por molduras y algún que otro motivo geométrico, interesantes si nuestro estudio abarcara también este tipo de temática o iconografía. Sólo el Can. S. XX es antropomorfo, tratándose de una figura humana con túnica hasta los pies y apoyada en grueso bastón en forma de "Tao".

 


 



CANECILLOS DEL MURO NORTE


Si observamos ahora el muro Norte, su alero está sostenido también por dieciocho canecillos de características iconográficas muy semejantes al anterior, teniendo de nuevo en el Can. N. XI a una figura masculina sedente, bastante desgastada por la erosión, en actitud quizás onanista, o sólo mostrando su sexo.

 

 

  

 








EL ÁBSIDE


El ábside es, como todos, semicircular, y va precedido del tramo recto correspondiente al presbiterio. Cada lado del presbiterio alberga seis canecillos, mientras que en el semicírculo del ábside encontramos trece.

  

Empezando por la zona del presbiterio del lado sur, y de izquierda a derecha son los siguientes.





  1. Can. Abs. I: Bola o fruto con hoja.

  2. Can. Abs. II: Figura de ave que tiene la cabeza destruida.

  3. Can. Abs. III: Se encuentra completamente erosionado.

  4. Can. Abs. IV: Especie de voluta con caperuza.

  5. Can. Abs. V: Cruz griega con los brazos doblados.

  6. Can. Abs. VI: Parece una cabeza humana de mujer.


 











  1. Can. Abs. VII: Cabeza de nuevo al parecer de mujer.

  2. Can. Abs. VIII: Monstruo Andrófago.

  3. Can. Abs. IX: Bola o fruto con hoja.

  4. Can. Abs. X: Cabeza de caballo con sus bridas.

  5. Can. Abs. XI: Un pequeño oso o jabalí pastando.

  6. Can. Abs. XII: Figura femenina desnuda, pudiera ser que se encontrara en actitud onanista.





Can. Abs. XIII: Figura masculina en actitud quizás también onanista.

Can. Abs. XIV: Figura de nuevo masculina, sedente y desnuda, que vuelve a mostrar su sexo.

Can. Abs. XV: Cabeza de animal de fauces abiertas.

Can. Abs. XVI: Juglar músico.

Can. Abs. XVII: Clérigo juglar.

Can. Abs. XVIII: Figura femenina en actitud onanista.

Can. Abs. XIX: Monstruo Andrófago.

 

 

 

 


Can. Abs. XX: Bola o fruto con hoja.

Can. Abs. XXI: Animal con la cabeza ladeada y mirando a su  derecha, muestra sus feroces dientes.

Can. Abs. XXII: Cabeza y cuello de animal.

Can. Abs. XXIII: Monstruo Andrófago.

Can. Abs. XXIV: Pudiera ser una cabeza de cabra.

Can. Abs. XXV: Animal de boca abierta y dientes muy marcados,  con la cabeza ladeada, mira a su izquierda.

 

 

 


Empezando su descripción por el tramo recto del presbiterio sur, y de izquierda a derecha, nos vamos encontrando con una serie de canecillos muy interesantes para nuestro estudio. Si bien los seis correspondientes al tramo recto, así como el que le sigue en el semicírculo del ábside, no son de gran interés para nosotros, en el Can. Abs. VIII vemos ya a un monstruo andrófago, cuya cabeza parece de león, que sujeta entre los dientes una cabecita humana. Sigue a éste una bola o fruto con hoja y dosanimalísticos. Ya a continuación comenzarán los canecillos de temática sexual. 

 



En el Can. Abs. XII, hace su aparición una figura femenina desnuda. Parece que se encuentra en cuclillas por la forma en que muestra las piernas flexionadas, y con ellas abiertas nos muestra su sexo que, debido al desgaste de la piedra, apenas hoy en día está marcado. Cubre su cabeza de nuevo con la característica toca de las mujeres casadas, y alza la cabeza hacia arriba con los párpados entornados. La mano derecha la reposa sobre la rodilla; con la izquierda no sabemos lo que hace debido a lo erosionada que está esta parte, pudiera ser que se encontrara en actitud onanista, pero a pesar de todo, nada en ella es grotesco, más bien parece que se encuentra en postura ritual.

 

 


 

  




Sigue a ésta, en el Can. Abs. XIII, una figura masculina barbada que mira también hacia lo alto. Se encuentra sentada con las piernas abiertas, y muestra entre éstas sus órganos genitales, hoy en día destrozados. Se lleva las manos a ambos lados del falo en actitud que pudiera ser también onanista.


De nuevo en el Can. Abs. XIV tenemos una iconografía muy parecida a la anterior, pues ocupa éste una figura masculina, sedente y desnuda, que vuelve a mostrar su sexo.

 

  


 

 

 






Esta serie de iconografía antropomorfa se ve interrumpida por un motivo animalístico, para continuarse en el Can. Abs. XVI que presenta a un juglar tocando un instrumento muy parecido al que veíamos en un canecillo de Villanueva de la Nía. Éste lo mantiene entre las piernas, y apoya su parte inferior en una piedra sobre la que también está sentado. Con la cabeza erguida, mantiene lo ojos entornados y apoya la garganta en la parte superior del citado instrumento. Parece llevar el pelo largo en dos trenzas que le caen por delante. Va vestido con sayal corto hasta las rodillas, y porta una especie de botines de caña corta.

 

  



En el Can. Abs. XVII vemos de nuevo a otro músico. Se trata ahora de una figura humana sedente, desnuda, de piernas separadas y con abultamiento en la zona de los genitales que han desaparecidos. Con la misma expresión solemne de mirada hacia lo alto y cabeza erguida, sujeta entre las manos lo que podría ser un instrumento musical de forma cuadrangular, parecido a una especie de armónica. La talla del pelo no se le aprecia, por lo que tal vez, y al no estar tan desgastada esta parte del canecillo, podría tratarse de un monje con la cabeza cubierta con esa especie de gorro que le llega hasta las cejas, detalles que aquí no podemos precisar por la posición erguida de ésta.

 

 

 


 
 

 




El Can. Abs. XVIII vuelve a presentarnos otra figura femenina en actitud onanista. Al igual que todas las anteriores de Bárcena de pie de Concha, presenta un gesto un tanto solemne, de cabeza erguida, párpados entornados y expresión complaciente. Va desnuda y los senos aparecen insinuados, sólo una toca rizada le cubre la cabeza. Su posición es sedente, y por debajo de la pierna derecha, que cruza sobre la izquierda apoyando su pie en la rodilla de ésta, deja ver su sexo que aparece bastante marcado. Así mismo podemos observar como con la mano derecha se toca los genitales, mientras que con la izquierda se sujeta el pie de la pierna que mantiene cruzada.

 

 

 



 







La figura del andrófago hace de nuevo su aparición en el Can. Abs. XIX. Es ésta una cabeza monstruosa de grandes dientes que engulle la cabeza de una figura humana de rodillas, desnuda y de espaldas, que alza sus brazos agarrándose por detrás de las orejas del animal.


A continuación volvemos a encontrarnos con esa especie de bola o fruto tan característico, medio cubierto por una hoja, para cerrar la serie cinco canecillos todos ellos animalísticos. De ellos, sólo el Can. Abs. XXIII puede interesarnos, pues se trata de otra cabeza monstruosa muy parecida a la del Can. Abs. XIX, pero ahora parece vomitar a una figurilla humana, bastante deteriorada, cabeza abajo.

 




 

CAPITELES DEL ARCO TRIUNFAL




Ya en el interior, su arco de triunfo nos presenta capiteles iconográficos.


















Cap. Drcho. Arc. Tr.: Bolas o frutos sobre una hoja, cuyo extremo

parece salir de la parte superior de los mismos 


 



      
 

 

  1. Cap. Izdo. Arc. Tr.: Leones afrontados en los esquinales y volutas  sobre  sus 

  2. cabezas.  la  parte  superior  y central del cuerpo  del  capitel, y enmarcado por

  3. el de las volutas, aparece un rostro monstruoso de cuyas fauces no sabemos si

  4. entran o salen las colas de dichos animales.