San Martín de Elines









Es ésta otra de las construcciones que junto con Santillana y Castañeda, constituye uno de los mayores monumentos del románico de Cantabria.

 

Está situada como la de Villanueva de la Nía, en el Valle de Valderredible, pero en el punto más al Suroeste de la actual provincia de Cantabria, casi en la línea límite con la frontera de Burgos.












Tuvo una importancia fundamental como centro monasterial que influyó en todo el valle, siendo de suma importancia su situación geográfica, pues ya antes de la dominación romana vemos como todo este valle es testigo de la penetración de influencias celtibéricas (García Guinea 1979, T. II, pág. 524), que sin duda tienen que influir no sólo en la vida de estas gentes sino también en su pensamiento, costumbres y manifestaciones artísticas.





Todo el valle debió de poblarse en los primeros siglos de la reconquista como fueron los S. VIII - IX y X, ya que incluso en esta misma colegiata nos quedan restos de arcaduras mozárabes en el muro norte del claustro.








Todo parece indicar que la actual fábrica románica se levanta sobre una antigua mozárabe que debió de edificarse a fines del S. IX, gracias a la corriente repobladora dirigida por Fernando y Gutina, fundadores de San Miguel de la Escalada. (García Guinea, 1979, T. II, pág.560).




 




Posteriormente, por un documento copiado por Berganza en su historia del monasterio de Cardeña, se sabe que en 1102 esta primitiva fábrica se arruina, y parece ser que es a continuación cuando se levanta la actual románica, por lo que podría situarse su cronología en esa primera mitad del S. XII. (García Guinea, 1979, T.II, pág.560)


Por otra parte, uno de los sarcófagos del claustro nos da la fecha de 1183 que fija el momento de la muerte de uno de sus abades, un tal Pedro, por lo que el monasterio ya estaba completamente constituido y organizado en la segunda mitad de la duodécima centuria.

 


Por lo que respecta a sus relaciones e influencias, para Eálo de Sá, la Abadía románica de San Martín de Elines se integra en el románico de Cantabria, pero con características propias ajenas al estilo peculiar de la provincia de Santander, y ello parece ser debido, como sigue diciendo la autora, a que si las cinco colegiatas de Cantabria son netamente diferentes entre sí, aún cuando su cronología es muy similar, es ni más ni menos porque la mano de obra, artífice de las mismas, es distinta, pues parece ser que los maestros canteros que trabajaron en cada una de ellas no son los mismos, como nos lo demuestran sus marcas. (Eálo de Sá, 1978, pág. 87- 88).


También aquí la perfecta ordenación espiritual sigue las pautas de San Fructuoso (Eálo de Sá,  1978, pág.  27), lo que nos indica que la primera organización debió realizarse bajo una regla muy rudimentaria, pasa luego a ser monasterio benedictino, para convertirse después en Colegiata.

 

 

 

 

Todo lo dicho hasta aquí sobre esta Colegiata va a tener repercusiones en su iconografía, pues, como corresponde a un monumento con una cronología tan temprana, vamos a asistir a la contemplación de unas representaciones iconográficas muy en correspondencia con ésta, y que nos ligan al mundo de Cervatos. Iconografía que también vemos aparecer en todas esas iglesias correspondientes a aquellos monasterios tempranos de la Montaña, en donde viven unos monjes que se agrupan observando una regla muy rudimentaria, como es la llamada de San Fructuoso, refractarios ya a la regla benedictina.

 

 

Por otra parte, vimos como la primitiva fábrica se arruina, y sobre los mismos cimientos se levanta la actual románica. En correspondencia con esto podrían estar una serie de canecillos, por cierto los más interesantes para nuestro estudio, que presentan un color ennegrecido, quizás debido al humo de un incendio. También en relación con ello pueda ser la mezcla de motivos iconográficos que presenta, pues la mayoría están más en relación con esa otra iconografía que se escapa de nuestro contexto cronológico, teniendo que es precisamente en sólo unos cuantos canecillos exteriores, y en los capiteles de las arcadas absidales del interior, donde nos aparecen unos motivos iconográficos más primitivos, para luego encontrarnos ya en los capiteles de los arcos torales una iconografía sacada eminentemente del Evangelio.

 

 

El alero del tejado alberga veintisiete canecillos. De izquierda a derecha son los siguientes.

 

      
 


 



 


Can. S. I: Animalístico. Posible oso sujetando con las patas delanteras una especie de rollo que se lleva a la boca. Quizás pueda ser incluido dentro de ese grupo de animales que llevaban algunos grupos juglarescos, e intervenían en sus representaciones, pues se trata de un posible oso sujetando con las patas delanteras una especie de rollo que se lleva a la boca.

 

Can. S. II: Personaje de larga túnica que le llega hasta los tobillos. De cabeza descubierta, toda la expresión del rostro se concentra en unos ojos desorbitados que aparecen desmesuradamente abiertos. En posición un poco encogida, apoya sus manos en un bastón en “Tao”, en cuyo extremo superior apoya casi la barbilla.

 

 

 



Can. S. III: Medio cuerpo de una figura alada, posiblemente un ángel, llevando en la mano izquierda una cruz y con la derecha parece bendecir.

Can. S. IV: Cabeza de animal fantástico con la boca abierta.

Can S. V: Figura sedente medio humana, medio animal, descabezada.

 


 

 


 

 

Can. S. VI: Figura varonil, sedente y desnuda con características itifálicas, portando barrilito.

Can. S. VII: Roto.

Can. S. VIII: Figura de mujer sedente y desnuda. Con las piernas separadas todavía podemos percibir la talla de su sexo, aunque muy borroso por el estado de conservación de esta parte del canecillo. Está sentada y cubre su cabeza con una especie de turbante. En un cierto alarde de contorsionismo, sube su pierna derecha hasta el cuello, la otra la apoya en el suelo, y ambas manos en las rodillas.

Can. S. IX: Animalístico, cabeza de cabra o macho cabrío.

 





 


Can. S. X: Cabeza humana marcada en hueco la pupila.

Can. S. XI: Cabeza de animal, cabra o macho cabrío con  los cuernos rectos.

Can. S. XII: Está roto, pero parece ser animalístico.

Can. S. XIII: Posible águila que muestra entre las patas una cabeza humana.

 

 

 

 



Can. S. XIV: Animalístico.

Can. S. XV: Figura humana sedente e itifálica de rasgos simiescos.

Can. S. XVI: Completamente igual al Can. S. XII, y también roto.

Can. S. XVII: Cabeza humana completamente rasurada y con la  boca abierta.

                    Pupilas también horadadas.

Can. S. XVIII: Cabeza de animal.

Can. S. XIX: Dos bolas sobre caveto.

Can. S. XX: Pueden ser también dos bolas o frutos superpuestos, y medio cubiertos, cada uno, por una especie de hoja.

 


 



Can. S. XXI: Cabeza medio humana y medio animal.

Can. S. XXII: Cabeza humana barbada que parece medio rasurada en la parte central del cráneo, muestra también horadadas las pupilas.

Can. S. XXIII: Cabeza de animal, pero aparece roto.

Can. S. XXIV: Geométrico. Dos rollos con bola en el centro.

 

 

 

 

 


Can. S. XXV: Animal de espaldas y sentado, al que le falta la cabeza.

Can. S. XXVI: Dos serpientes entrelazadas. En la parte superior parece percibirse medio rostro de una figura humana.

Can. S. XXVII: Figura completa de un ave con gran buche.

 

 

 



CANECILLOS DEL ÁBSIDE


El ábside es semicircular y va precedido del tramo recto correspondiente al presbiterio. En él nos vuelven a aparecer canecillos historiados. De izquierda a derecha son los siguientes:

 

 

 

 

Can. Abs. I: Tres rollos horizontales.

Can. Abs. II: Posible parto.

Can. Abs. III: Geométrico.

Can. Abs. IV: Posible hombre enmascarado.











Can. Abs. V: Animal monstruoso.

Can. Abs. VI: Monstruo andrófago.

Can. Abs. VII: Pareja humana vestida se coge por los brazos.

 

 

 


 



 

 

Can. Abs. VIII: Cuatro rollos formados por volutas y una hoja de cinco pétalos inscrita en círculo.

Can. Abs. IX: Doble caveto con roseta.

Can. Abs. X: Tres rollos.

Can. Abs. XI: Una cabeza de monstruosa, entre animal y humana, con sus dos patas delanteras juntas.

Can. Abs. XII: Dos rollos y roseta en medio.


 

 


 

Can. Abs. XIII: Figura humana sentada portando barrilito.

Can. Abs. XIV: Figura humana desnuda en posición invertida.

 

 


 

 

Can. Abs. XV: Cabeza de monstruo con gran boca abierta y dentada.

Can. Abs. XVI: Completamente destrozado.

Can. Abs. XVII: Posible cerdito, o pequeño perro, olfateando el suelo.

 

 

 



 
  1. Can. Abs. XVIII: Monstruo andrófago.

  2. Can. Abs. XIX: Completamente destrozado.

  3. Can. Abs. XX: Destrozado.

  4. Can. Abs. XXI: De triple caveto.

  5. Can. Abs. XXII: Cabeza humana de rostro horrible con pequeños cuernos.

  6. Can. Abs. XXIII: De triple caveto, y en el centro una cabeza humana barbada.

  7. Can. Abs. XXIV: Tres rollos.

 

 

 

 




Can. Abs. XXV: Cabeza de animal muy deteriorada.

Can. Abs. XXVI: Completamente destrozado.

Can. Abs. XXVII: Monstruo Andrófago.

Can. Abs. XXVIII: Monstruo Andrófago.



     


Exteriormente el semicírculo del ábside se presenta dividido en tres lienzos separados por columnas exentas,  que presentan capiteles iconográficos.

 



 

  

 




Cap. Col. Abs. I: Daniel entre los leones.

Cap. Col. Abs. II: Motivos de piñas.

 

 

 

 



CANECILLOS DE LA LINTERNA


El muro sur de la linterna no tiene actualmente canecillos, pero si se pueden apreciar todavía en la parte Este y Norte. De izquierda a derecha son los siguientes:

 

 

 

 

 

Can. Lint. E. I: Animalístico, cabeza de monstruo.

Can. Lint. E. II: Un aspa con bolas en la parte inferior.

Can. Lint. E. III: Otra cabeza de monstruo con la boca entreabierta y dentada.

Can. Lint. E. IV: Rollo en caveto doble.

 

 

 

 

 




Can. Lint. E. V : Cabeza de animal en pirámide de caveto.

Can. Lint. E. VI : Hombre sedente, desnudo y en actitud onanista.

Can. Lint. E. VII: Cabeza de monstruo con la boca abierta y dentada. Como el anterior se encuentra ennegrecido.

 

 













  1. Can. Lint. E. VIII: Destrozado.

  2. Can. Lint. E. IX: Monstruo Andrófago, (ennegrecido).

  3. Can. Lint. E. X : Músico juglar, (ennegrecido).

  4. Can. Lint. E. XI  : Figura humana, medio simiesca.

  5. Can. Lint. E. XII : Cabeza de animal, parece ser un carnero.

  6. Can. Lint. E. XIII: Cabeza humana en caveto.

 

 

 


 
 

 




Can. Lint. E. XIV: Pirámide de tres cavetos y cabecita o bola en el centro.

Can. Lint. E. XV: Tres barriles en caveto.

Can. Lint. E. XVI: Cabeza y torso de animal cornudo, toro o vaca.

Can. Lint. E. XVII: Posible mujer embarazada.

Can. Lint. E. XVIII: En caveto simple.

 

 


 

 
 



Pasando al lienzo Norte, tenemos:

 

  1. Can. Lint. N. I: De caveto simple.

  2. Can. Lint. N. II: Parece una cabeza humana.

  3. Can. Lint. N. III: Pirámide de cavetos con bola.

  4.  

 

 

 

 

 

Can. Lint. N. IV: Geométrico.

Can. Lint. N. V : Geométrico.

Can. Lint. N. VI: Dos cavetos y algo en el centro.

Can. Lint. N. VII: Pirámide de cavetos.

 

 

 


 
 

Can. Lint. N. VIII: Caveto con bola.

Can. Lint. N. IX: Rollo en caveto.

Can. Lint. N. X: Dos figurillas humanas cogiéndose de los brazos. Muy similar en todo al Can. Abs. VII.

Can. Lint. N. XI: Dos figurillas semejantes a las anteriores, pero aquí están sentadas y de frente al espectador, en posición invertida, cabeza abajo.

Can. Lint. N. XII: Cabeza de monstruo con la boca abierta, pero en este caso no parece estar dentada.

 

 

El muro oeste de la linterna no presenta canecillos.

 

 

 

CAPITELES EXTERIORES DE LAS VENTANAS

 

 

 

 



El semicírculo del ábside presenta tres vanos de arcos de medio punto albergados cada uno de ellos bajo otro arco ciego, que se apoyan sobre capiteles iconográficos.


Cap. Izdo. Vent. S. E. Abs.: Volutas pequeñas en lo alto, y bajo ellas dos filas de bolas con orificio central.


Cap. Drcho. Vent. S. E. Abs.: Tipo corintio con volutas en lo alto.

Cap. Izdo. I. Vent. E. Abs.: Decoración de cuerda.  Dos gruesas sogas que se cruzan terminando cada una en una bola, completándose esta decoración con volutas en lo alto.



Cap. Izdo. II. Vent. E. Abs.: Animales afrontados, dos leones con cabeza única en el esquinal, y volutas en lo alto.


Cap. Drcho. II. Vent. E. Abs.: Con decoración antropomorfa.



Dos personajes de pie , en los laterales del capitel, y vestidas con faldellín, tocan un cuerno que dirigen hacia el centro del mismo. En esta parte se encuentra una cabeza que apoya su barbilla en una gran hoja convexa que sube desde el collarino.

 

 

Cap. Drcho. I. Vent. E. Abs.: Especie de medio huevo en vertical en el centro del cuerpo del capitel, y diminutas volutas en lo alto.

Cap. Izdo. I. Vent. N. E. Abs.: El cuerpo del capitel está decorados con hojas lanceoladas que se doblan en las puntas y volutas en lo alto.

Cap. Izdo. II. Vent. N. E. Abs.: Decoración muy semejante al anterior de hojas lanceoladas y volutas.

Cap. Drcho. II. Vent. N. E. Abs.: Tres bolas o fruto medio cubiertos por una hoja.

Cap. Drcho. I. Vent. N. E. Abs.: Tres hojas como en mandorla y de nuevo volutas en lo alto.

 

 

RELIEVES EXTERIORES


Otros motivos iconográficos en la fábrica del exterior de la iglesia los tenemos en el lienzo sur de la torre, a una altura que coincide con la mitad del muro de la nave, y también en el muro sur del presbiterio.

 

 

 




El relieve del lienzo Sur de la torre se trata de una placa empotrada en el muro en que podemos observar una composición de tres figuras. La del centro está sentada y lleva una larga túnica que le llega hasta los tobillos. Con el brazo derecho coge por encima de los hombros a otra figura, completamente destruida, que se encuentra de pie a su derecha. A su izquierda tenemos otra figurita muy pequeña vestida con una especie de faldellín que le llega hasta las rodillas, y parece que en su día pudo tener dos largos cuernos que desde el entrecejo se le dispararían a uno y otro lado de la frente. Si esto fuera así,  nos encontraríamos ante una representación diablesca, pero por el estado de deterioro es muy difícil asegurar nada.

 

La clasificación que hacemos de esta figura, más que basarnos para ello en la figura en sí, es por la primera impresión que de ella se obtiene al contemplarla. Nos recuerda mucho a otra, así clasificada, del interior de la iglesia de Santa María de Siones, en el valle de Mena, en Burgos, en que aparece una figura femenina agarrando por los pelos a otra diablesca, que podría recordarnos a ésta.


El otro motivo al que nos referimos se encuentra en el muro del presbiterio Sur, como apuntamos, debajo casi del cuarto canecillo. Se trata de una figura animalística de cuerpo de león, patas con tres garras, cola, y cabeza y pico de ave que vuelve hacia atrás como para picarse el lomo. Con las patas delanteras parece golpear el tallo curvo de una viña, que crece detrás de él en dos ramas que presentan racimos de uvas; de éstos, el de la derecha que cuelga sobre la cabeza del animal, es pisoteado por una perdiz de cuello estirado. García Guinea (1979, T.II, pág.532), cree que esta representación puede pertenecer a la antigua iglesia mozárabe.

 

 

   Interior