La Pervivencia del Mito


Después del estudio iconográfico detenido y de haber constatado sus fuentes y posibles antecedentes, todo ello ha puesto en evidencia que esta iconografía denominada "obscena" y considerada hasta ahora como símbolo del pecado de la carne, se nutre en otras fuentes que hasta ahora no se habían tenido en cuenta, y que estamos volviendo a un mundo anterior, en donde la "Fiesta", de carácter litúrgico, la reúne en un mismo contexto

 

Así pues, creemos que estas representaciones, según apuntamos ya en la Introducción como hipótesis a demostrar, son la consecuencia de la manera de pensar y vivir de unas gentes en un momento muy concreto del medievo. Forman todas ellas un programa o ciclo iconográfico muy definido, en donde cada una aporta una significación concreta que alcanza su máxima expresión en el conjunto, pero en ningún momento relacionadas con los vicios de la carne o los bajos instintos.

 

Esta iconografía forma parte de la representación de todo un ciclo vital: "nacimiento - muerte - resurrección", compendio de creencias y mitos latentes en la conciencia del pueblo y en un sector de la Iglesia, en un ámbito en el que se movía un clero, unos monjes y un pueblo llano, apegados a sus antiguas costumbres y creencias, que continuaban manteniendo y aún celebrando sus ancestrales ritos relacionados con los ciclos vitales, y cuyo mensaje constituye todo un ciclo natural, cósmico y genésico en íntima relación con las creencias de las gentes a las que iba dirigido, acercándonos así a lo que Mircea Eliade denomina "Mito del eterno retorno", y que puede considerarse en la misma órbita que El Carnaval.





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