OTRAS FORMAS DE SEXUALIDAD


Si bien algunas las clasificamos como onanistas, no obstante, dentro de este grupo es preciso diferenciar, también, entre aquellas en las que el hombre es la figura representada, y otras en las que es la mujer la protagonista. Ejemplos de los primeros podemos verlos en Bárcena de Pie de Concha, Santos Facundo y Primitivo de Silió y en La Santa Cruz de Castañeda; siendo esta misma actitud muy clara en las mujeres representadas en las iglesias de Bárcena de Pie de Concha y Santos Facundo y Primitivo de Silió.

 

Por lo que respecta al primer grupo son todos ellos muy semejantes en cuanto a la actitud que muestran. Se encuentran todos desnudos, sentados, con las piernas abiertas y mostrando entre ellas los órganos genitales, que si bien en Silió prácticamente han desaparecido por estar el canecillo destrozado en su mayor parte, en el resto son perfectamente apreciables. Todos ellos se llevan una mano al falo como los de Santa Cruz de Castañeda y Bárcena de Pie de Concha (canecillo nº 1 del tejaroz de la portada oeste y nº XIV del ábside), o las dos, como nos encontramos en el de Silió y Bárcena de Pie de Concha (canecillo ábside nº XIII); por lo demás, todo el énfasis está puesto en el rostro.

 

 

 

 

 

 

En el canecillo Can. Abs. XIII de Bárcena de Pie de Concha nos encontramos con una figura masculina, barbada, que mira hacia lo alto con los ojos entornados y en actitud un tanto solemne pero claramente onanista, pues se lleva ambas manos a lo que en su día fue el falo hoy desaparecido. 

 

 


 

Mirando también hacia lo alto aparece el personaje representado en el canecillo contiguo de la misma iglesia de Bárcena, pero aquí su actitud es distinta, ahora su boca está abierta y su rostro parece indicar angustia, llevándose la mano derecha a la garganta como si estuviera ahogándose.


 

    

 

 

De actitud bastante solemne, también en su conjunto, es el personaje del canecillo nº I del tejaroz de la portada de esta iglesia, en el que un hombre desnudo, de miembros bastante desproporcionados, se encuentra sentado y ostenta entre las piernas un miembro viril tremendamente voluminoso, al que se lleva la mano izquierda, mientras que con la derecha se toca la barbilla. 

 
 

 



En la misma actitud onanista se encuentra una representación del tejaroz de la portada de la iglesia de Silió, aunque aquí por el estado de conservación del canecillo, poco más puede apreciarse, sólo que la desproporción debió de ser tan grande que, más que otra cosa, parece cabalgar sobre lo que queda de su miembro viril.


 

 


En San Juan Bautista de Villanueva de La Nía, bajo el alero del ábside, tenemos otro posible acto de onanismo, (En: DEL OLMO GARCIA, A. y VARAS VERANO, B.: Románico erótico en Cantabria, pág. 165 lo encontramos clasificado también de esta manera) No obstante, es difícil precisarlo, pues si bien está claro que es un personaje sedente, desnudo, que mira hacia lo alto y se lleva la mano derecha a la mejilla, con la izquierda no sabemos lo que hace en realidad, pues aparte de estar muy deteriorada esta zona inferior del canecillo, mete ésta entre las piernas. Todavía podemos observar la base de lo que en su día correspondería al falo, pero hoy completamente destrozado. No obstante, y por comparación con otros canecillos similares, quizás pudiéramos incluirlo en este grupo al igual que los anteriores. 

 

 

 

Semejante iconografía, en clara actitud onanista o simplemente desnudos, podemos encontrarla en otras iglesias de nuestro ámbito geográfico.

 

                      Villacantid                        San Martín de Elines                      Castañeda                          Castañeda      

 


                                               Santillana del Mar                         Santullán                       Cillamayor

 

 

Otras veces, son clérigos o monjes, identificados así por la forma en como van tocados, los que aparecen en la misma actitud. Sobre todo, representaciones de este tipo las hemos encontrado en las iglesias de Zorita del Páramo, Villanueva de la Torre y también en Revilla de Santullán.  Las clasificadas así son las que podemos ver a continuación.


 

Canecillos situados en el ábside de Zorita del Páramo


 
 

Canecillos en el ábside de Villanueva de La Torre

                         

Revilla de Santullán

    

 

Ya dentro del segundo grupo podemos percibir una figura femenina cuya actitud es la misma que observábamos en los varones.


 

Las dos de Bárcena de Pie de Concha, (canecillos nº XII y XVIII del ábside), parece que se tratan de mujeres casadas, pues cubren su cabeza con la característica toca, pero diferenciándose de las de Cervatos, puesto que ahora ésta es rizada. La primera parece encontrarse en cuclillas por la forma en que muestra las piernas flexionadas, y con ellas abiertas, nos muestra su sexo que debido al desgaste de la piedra apenas hoy en día está marcado.

 

La del Can. Abs. XVIII se encuentra en posición sedente, y por debajo de la pierna derecha, que cruza sobre la izquierda apoyando su pie en la rodilla de ésta, deja ver su sexo que aparece bastante marcado y en actitud claramente onanista, pues con la mano derecha se toca los genitales. Ambas, reposando la otra mano en la rodilla, alzan la cabeza con gesto un tanto solemne, al mantener ésta erguida, los párpados entornados y la expresión complaciente. Nada en ellas es grotesco, más bien parece que se encuentran en postura ritual.


 


 

En la misma línea, aunque algo diferente en su iconografía, es la representada en el canecillo nº IV del ábside de la iglesia de los Santos Facundo y Primitivo de Silió. Aquí una figura femenina sentada muestra larga cabellera que le cae a ambos lados del rostro; con la mano derecha parece tocarse los senos, mientras que la izquierda la lleva a los genitales. De nuevo no cabe duda que nos encontramos ante una mujer en actitud onanista.



 Muy semejantes a estas representaciones, pero en actitud un tanto ambigua ante el estado de deterioro en que se encuentra el canecillo, son las actitudes de los personajes que analizaremos a continuación.


 


En San Juan Bautista de Villanueva de La Nía, en el canecillo nº XVI del ábside, nos encontramos ante una composición que a primera vista parece una representación del coito, como la clasifica García Guinea, (GARCIA GUINEA, M.A.: Op. cit., T.II, pág. 502 Pero, si nos fijamos más detenidamente en ella, vemos que esto es completamente imposible. La mujer se encuentra de pie pero completamente flexionada cabeza abajo, la cual podemos ver a través de sus piernas, y se agarra con las manos a las pantorrillas.

Una figura masculina, con expresión solemne mirando hacia lo alto, sobresale por detrás, y con las manos le sube la falda dejando al descubierto medio trasero de ésta. Ante esto es difícil precisar lo que el maestro escultor quiso representar a través de estas dos figuras, pero, por los datos reunidos, todo parece indicar que, o bien se trata del simple acto de desnudar a la mujer y mostrarnos su trasero, o al igual que en el canecillo anterior de Cervatos estamos ante el "cunilingus".




Otro caso curioso y único por su iconografía, por no encontrarlo en nuestro ámbito geográfico, pero que evidentemente está relacionado con este tipo de actos, es el que pudimos contemplar en la Colegiata de Santillana del Mar. Así, en el capitel, Cap. Int. Abs. lat. Drcho. I, situado en el semicírculo absidal, correspondiente al ábside menor lateral derecho, nos aparece una pareja, hombre y mujer, con algunos miembros hipertrofiados, como el gran miembro viril sobre el que parece cabalgar la figura femenina, y la mano de ésta que lo acaricia reposando sobre la base del mismo.

El grosor y longitud de dicho miembro son desmesurados, hasta tal punto que no parece pertenecer a la figura varonil representada, sino que incluso pudiera ser que ambos personajes cabalgaran entrelazados sobre un gran símbolo fálico, pues al mismo tiempo él se encuentra en clara actitud onanista, al tener rodeado con su mano derecha otro falo en erección, pero de proporciones más pequeñas, muy en relación con las del resto de la composición, mientras que se lleva la otra mano a la mejilla, al mismo tiempo que su compañera parece susurrarle algo al oído.


 

Evidente, y sin lugar a ningún tipo de duda, pues los datos con que dotó el maestro escultor a la composición no dan pie a posible equivocación, es la actitud que muestra el personaje representado en un   capitel derecho de la portada oeste del hastial de la iglesia de San Vicente de la Barquera. Se trata de un clérigo barbado que sube los faldones de su vestimenta dejando al descubierto su miembro viril en erección y sus testículos. Ha sido clasificado ya como clérigo exhibicionista, (DEL OLMO GARCIA, A. y VARAS VERANO, B.: Op. cit., pág. 163  clasificación que creemos que no ofrece ninguna duda.

 

En la misma iglesia, en    uno de los capiteles del lado izquierdo de la misma portada, encontramos otra composición que, si bien no es tan evidente como la anterior, bien podría estar hablándonos de un acto homosexual a la vista de lo en ella representado. Se trata ahora de una pareja de dos hombres, pues ambos son barbados, echado uno panza abajo sobre el suelo y el otro encima, que por la manera en como se acoplan bien pudieran estar realizando el acto carnal, (Ibídem, pág. 76)  pues mientras que el de arriba separa abiertamente las piernas, el de abajo presenta los faldones de su traje talar subidos y arremolinados a la cintura.