LA REACTUALIZACIÓN DEL MITO EN SAN PEDRO DE CERVATOS


 TERCER ACTO





Es aquí donde nos vamos a encontrar con toda esa serie de ceremonias muy importantes, como pudieran ser las luchas rituales que podemos contemplar en ese relieve que se encuentra entre estos canecillos, y otras encaminadas a la expulsión anual de los demonios, enfermedades y pecados, como eran las procesiones de hombres enmascarados que representaban las almas de los antepasados, y todo ello de nuevo dentro de un ambiente festivo, acompañados ahora por juglares tocando sus instrumentos e incluso algunos disfrazados también de horribles monstruos.



Canecillos bajo el alero de la portada del muro sur








  




”Xafarrón" o "zaharrón", era el que iba en comparsa

disfrazado fea y grotescamente.






La expulsión de los demonios se llevaba también a cabo por medio de ruidos, gritos, golpes, seguida de la persecución de éstos, y a menudo se intercalaban orgías colectivas en las que tomaban parte las parejas de jóvenes en el campo, para contribuir con toda esta serie de ritos matrimoniales y de fecundidad a promover el impulso de creación telúrica, encontrando una justificación ritual en ese acontecimiento primordial que ocurrió "in illo tempore".










Es así como vemos a esa mujer de Cervatos que se coge las piernas por las corvas, ayudada por otro personaje que la sujeta por los costados, preparada para ser fecundada por el falo de su compañero que aparece en el canecillo contiguo, medio embriagado ya a causa de la gran cantidad de vino que debió ingerir, y cuyo falo alcanza proporciones inusitadas.



Si nos fijamos en su iconografía, nos daremos cuenta de la gran diferencia que muestran ambos con respecto a la pareja que, en la misma actitud de ostentar su sexo, aparecerá en momentos posteriores participando en el cuarto acto del Mito, teniendo que éstas que contemplamos ahora, por sus características iconográficas, no cabe duda que están sumergidas en plena orgía.





Pero tampoco se encuentran solos, poseídos por ese frenesí báquico y de desenfreno, junto a ellos, otros personajes, participando también de la orgía, cometen toda otra serie de actos que venían tachándose de obscenos.








Es así como vemos en primer lugar a un personaje que parece estar bebiendo de un vaso que se lleva a la boca, encontrándose en clara actitud onanista, mientras que, a continuación, vemos a otro que está practicando una felación a su compañero.




El acto sexual queda atestiguado en este otro canecillo que nos muestra justamente a la pareja en el momento del "coito", expresado con toda su materialidad inmediata, y en donde lo que más llama nuestra atención, por encontrarse en primer plano y por ser lo primero que se ve al primer golpe de vista, es el momento mismo en que la mujer ha sido ya penetrada, es la cópula en si, pues todos los demás detalles se pierden en el conjunto, necesitando de una lectura atenta de las demás partes para ir percibiendo el resto de la composición.





Son éstos dos cuerpos que suponen dos eslabones de la evolución de la especie, observados en su punto de unión, cuando uno penetra en el otro, estando pues ante un "acto generador”.

En la misma línea que lo defiende Clemente de Alejandría cuando opina que la relación sexual no es pecaminosa, sino una parte de la creación original de Dios, y por encima buena, pues los que procrean "no pecan, sino que cooperan con Dios en su obra creadora.”

Y es que, a través de actos como el coito, expresado con toda su materialidad inmediata, los cuerpos de la cultura popular parecen revelar su esencia como principio en crecimiento que traspasa sus propios límites


No obstante, no sólo los humanos son los que contribuyen a promover el impulso de la creación telúrica, éstos se encuentran acompañados por animales en la misma actitud.



Así tenemos, en el último canecillo de esta serie del tejaroz, a un grupo de animales entremezclados a punto de comenzar el acoplamiento, hecho que tiene lugar en una de los relieves que se encuentran entre los canecillos, en el que vemos a dos animales copulando delante de una pareja que detrás de ellos los contempla.




Es aquí donde se termina el tercer acto del drama, para pasar a continuación a toda una serie de rituales de los días que preceden y siguen al Año Nuevo, siendo precisamente en el ábside en donde tiene lugar el CUARTO ACTO.


 

CUARTO ACTO





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